El éxito de vender una vivienda no sólo se debe al precio, sino también a la presentación que de ella haga el vendedor. Si bien hay elementos que no se pueden cambiar, como la orientación o los años de construcción, sí hay otras muchas variables que pueden trabajarse para que la casa resulte más atractiva.
Variables que hacen más o menos vendible un inmueble según esté mejor o peor presentado, mejor o peor conservado, mejor o peor decorado, mejor o peor iluminado, o más o menos limpio. El precio importa y mucho, pero no es lo único en lo que se fijan los potenciales compradores. Los compradores suelen tener en cuenta una serie de criterios como los siguientes:
Volumen y espacio: para proceder a la venta de un inmueble es tan importante poner en valor su espacio real (sobre todo si es grande) como quitar todos los muebles que no se antojen necesarios para el día a día y resten volumen al salón, a las habitaciones, a la cocina, al baño y (si la hubiere) a la terraza o balcón.
Limpieza y atmósfera agradable: una de las cosas que más saltan a la vista cuando se procede a enseñar un inmueble es si está limpio o no. Por muy obvio que parezca las casas que se enseñan no siempre están limpias o bien ventiladas. Cuando eso sucede, lo más probable es que la venta se pierda.
Reparar lo que esté estropeado o defectuoso: Da muy mala imagen que una vivienda tenga grifos rotos, persianas en mal estado, enchufes sueltos, grietas en las paredes o techos, azulejos descorchados en cocinas y baños… Es fundamental que lo estropeado o defectuoso sea reparado antes de que un posible comprador lo vea. De lo contrario, la venta puede frustrarse.
Colores claros y temperatura media: ni frío, ni calor. Lo ideal es que los potenciales compradores de una vivienda se sientan a gusto cuando la visitan tanto en lo referente a la temperatura como a los colores. “La preferencia de colores es tan subjetiva que lo mejor es que las paredes y los techos tengan colores claros y suaves que no resulten agresivos a ningún ojo humano. Nuestra recomendación pasa por blanco, crema, amarillo claro o gris clarito.
Despersonalizar el hogar: por difícil que resulte apartar las fotos personales, lo mejor es que a la hora de enseñar una vivienda no haya vestigios de las vivencias de los actuales propietarios. Si queremos que el comprador se proyecte tenemos que ofrecerle un espacio lo más neutro posible en cuanto a emociones. Es aconsejable quitar elementos que puedan sobrecargar el espacio como cuadros o plantas.
Diversificar los canales de venta: aunque la mayoría de los anuncios de venta de vivienda se hace por Internet, colgar el tradicional letrero de SE VENDE en alguna ventana del inmueble o en el portal de la finca en que se encuentre ayuda a llegar a un mayor número de compradores.
Anunciarse con fotografías nítidas: para captar el interés de posibles compradores se recomienda colgar un mínimo de 10 fotografías hechas de día, con la mayor luminosidad posible y con un objetivo gran angular para dar sensación de amplitud de cada una de las piezas de la vivienda. Es importante que además de buenas fotografías, haya un texto que explique las características de la vivienda y haga hincapié en sus puntos fuertes y/o en los de su finca.
El tour virtual. A los compradores, cada vez les gusta más ver un tour virtual antes de decidirse por hacer la visita. Sabemos que el tiempo es oro, por lo que un visionado previo de la vivienda nos permitirá cerrar visitas solo con aquellas personas a las que realmente les encaja la vivienda, evitando pérdida de tiempo y dinero con los curiosos.
Poner en valor la zona: si bien los compradores miran el precio, el tamaño, la orientación, la altura o los años encuentra la vivienda y de sus servicios como colegios, centros de salud, bares, restaurantes, lugares culturales…
Si el inmueble que se vende está en una urbanización con garaje, gimnasio, pista de pádel o piscina es importantísimo que esa información figure en el anuncio para atraer a posibles compradores.
Poner el precio: es fundamental que el precio de venta del inmueble esté bien claro. Se recomienda redondear el precio hacia la cifra de menor valor para obtener un mayor impacto en los posibles compradores. No es lo mismo anunciar la venta de un piso por 200.000 euros que por 199.000 euros.
Dar información de gastos asociados a la vivienda: los compradores también quieren tener una ‘foto fija’ de los gastos que la compra de un inmueble les va a suponer una vez hecha la compra. Gastos como los derivados del mantenimiento de los servicios comunes de una comunidad (urbanización o residencia) y del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Dar este tipo de información da señal de transparencia por parte del vendedor y genera confianza en el comprador.